Ubicación y contexto geográfico
Samo es un pequeño municipio del sureste de Aspromonte, situado en una colina al norte del río La Verde, en una posición panorámica entre el mar y la montaña. Perteneciente a la Ciudad Metropolitana de Reggio Calabria, tiene poco menos de 700 habitantes y representa una de las etapas históricas más fascinantes del área griega. El núcleo original, Precacore, se sitúa más arriba, en el monte Palecastro, y hoy es un encantador pueblo restaurado.
Orígenes antiguos y legendarios
Según la tradición y según lo referido por Heródoto, Samos fue fundada en el año 492 a.C. por colonos de la isla griega de Samos, que huían de las incursiones del rey Darío de Persia. Tras un primer desembarco en Zancle (actual Messina), los colonos se asentaron en el valle del río La Verde, fundando un puerto comercial que mantenía estrechas relaciones con Grecia y las demás polis de la Magna Grecia.
Samos también es recordada como el supuesto lugar de nacimiento del famoso escultor Pitágoras de Regio, citado por Protágoras, Epicuro y otros autores clásicos. Aunque la documentación no es segura, la leyenda sigue viva en el patrimonio cultural local.
De Samos a Precacore
Tras las invasiones sarracenas, la población abandonó la costa y se refugió en las colinas, fundando Palecastro («fortaleza vieja» en griego), que más tarde se convertiría en Precacore. Este pueblo fue destruido varias veces por terremotos (1349, 1638, 1783, 1908), hasta que fue definitivamente abandonado en el siglo XX. Cuenta la leyenda que el nombre “Precacore” deriva del grito desesperado de una mujer que se quedó sola después del terremoto: “¡Se me rompe el corazón!”.
En 1911, mediante un Decreto Real, la nueva ciudad situada más abajo en el valle recuperó su antiguo nombre: Samo.
Pueblo histórico y memoria religiosa
El pueblo de Precacore, ahora restaurado, es un destino de turismo cultural y naturalista. Se puede llegar a pie a través de un sendero iluminado, utilizado también para la procesión a San Giovanni Battista della Rocca, patrón de la localidad, que se celebra cada 29 de agosto.
El lugar conserva ruinas de iglesias greco-bizantinas, restos de edificios medievales y una fuerte influencia espiritual, tanto que se le define como el “corazón antiguo” de Samos.
Arte, cultura y tradición
En la década de 1990, Samo inició un proyecto de reurbanización urbana en colaboración con el Parque del Aspromonte y la Academia de Bellas Artes de Reggio Calabria. Las calles de la ciudad están hoy enriquecidas por murales artísticos, fuentes restauradas, bancos decorados y el lavadero público con azulejos de vidrio policromado, que hacen de Samos un museo al aire libre.
La tradición artesanal sigue viva: las mujeres del pueblo mantienen vivo el arte de tejer en el telar, mientras la vida cotidiana fluye sencillamente, con el aroma del pan y del queso fresco que anima las calles del pueblo.
Historia feudal y autonomía
Después de la caída del Imperio Romano, Samo (antes Precacore) conoció las turbulencias de la Edad Media, pasando de mano en mano entre varias familias nobles: Ruffo, Centelles, Caracciolo, Marullo, Tranfo, De Franco. A partir de 1806, con la abolición del feudalismo, se convirtió en municipio autónomo.
Durante el bandidaje posterior a la unificación, en 1861, la población se puso del lado del general legitimista José Borjès, demostrando una lealtad de larga data a la dinastía borbónica.
Después del terremoto de 1908, la ciudad fue reconstruida y en 1911 pasó a llamarse oficialmente Samos. Tras una breve fusión durante el fascismo, recuperó la autonomía administrativa en 1946.
Lugares de interés
• Precacore, un pueblo fantasma restaurado, símbolo de la identidad histórica de la ciudad;
• Sendero Palecastro, una ruta panorámica entre la naturaleza y la memoria;
• Murales y mobiliario urbano artístico, fruto del proyecto de reurbanización de los años 90;
• Lavadero y fuentes históricas, lugares de encuentro y memoria colectiva.


